La estrategia de sostenibilidad de las compañías también debe ser adoptada por sus líderes en parcelas tan personales como las de su imagen ejecutiva. Apostar por la segunda mano, la marca sostenible y construir un armario con criterio son tres armas fundamentales para consolidar nuestra imagen profesional, a la vez que apoyamos la estrategia de la compañía y velamos por la conservación del planeta.
La sostenibilidad es uno de los asuntos que más preocupan a compañías y gobiernos. La necesidad de gestionar de forma eficiente unos recursos que son limitados supone una responsabilidad, no solo con la sociedad actual, sino con los ciudadanos del futuro. Lo «sostenible» es más que una moda.
A nadie se le escapa que la moda es una de las industrias que más recursos consume y más contaminación produce en el planeta. Según datos de la Unión Europea, “la producción textil utiliza mucha agua, además de tierras para cultivar algodón y otras fibras. Para elaborar una sola camiseta de algodón, las estimaciones indican que se necesitan 2.700 litros de agua dulce: la cantidad de agua que una persona bebe en dos años y medio.”
De igual forma, “la producción textil, a través de los tintes y los productos de acabado, es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable” y se calcula que “la industria de la moda es responsable del 10 % de las emisiones mundiales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados.”
Teniendo en cuenta que los europeos “consumimos de media casi 26 kg y nos desprendemos de unos 11 kg de textiles cada año”, la industria de la moda está en el foco de las autoridades dentro de su estrategia de economía circular.
Un ejemplo fue la propuesta de la Comisión Europea en 2022 para hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables, hacer frente a la moda rápida y estimular la innovación en el sector. Además, se trabaja en sistemas de responsabilidad ampliada del productor y en el fomento del reciclaje antes de que las prendas sean llevadas al vertedero o la incineradora.
Pero no es solo un tema que concierne a los Estados. Las empresas privadas también tienen su responsabilidad en el cumplimiento de criterios ESG (Enviromental, Social y Governance).
De la antigua Responsabilidad Social Corporativa se ha pasado a una concepción más holística, por la cual las compañías no solo deben velar por su supervivencia económica y la generación de beneficios sino también por el impacto que su negocio produce en la sociedad desde un punto de vista medioambiental, social y de transparencia en la gestión.
El armario sostenible de un líder
Este concepto de sostenibilidad debe ser aplicado no solo al negocio sino también al día a día de la compañía y, por supuesto, a la imagen de sus representantes o líderes que, como se dice, “deben predicar con el ejemplo”.
Ya son muchas las compañías que han pedido a sus ejecutivos reducir los viajes en aviones privados para reducir la contaminación que producen los trayectos de este tipo. De la misma forma, ser la cara visible de la compañía también conlleva el escrutinio de una serie de comportamientos como la imagen que se transmite a través de la ropa.
Para las mujeres ejecutivas, que deben adaptar su armario a una serie de compromisos y agenda, resulta de lo más útil apostar por el alquiler de prendas que no serán utilizadas más de una o dos veces. Es el caso de las prendas de cóctel, cuyo coste es elevado y no suelen estar dentro de un fondo de armario.
También elegir marcas sostenibles es fundamental para ser transmitir una imagen eco-friendly. Usar tejidos reciclados o producidos de forma sostenible es una gran estrategia para poner nuestro granito de arena en la estrategia de sostenibilidad de la compañía y demuestra una cierta sensibilidad hacia estos temas que siempre tendrá un impacto positivo tanto en la marca personal como en la de la compañía.
De la misma forma, cada vez hay más compañías con procesos de producción diseñados bajo criterios de sostenibilidad como la producción on-demand para evitar stocks o la confección en talleres locales, respetando la legislación laboral y pagando un salario justo. Elegir estas marcas, menos ligadas al fast fashion, demuestra tomar partido por la conservación del planeta para las nuevas generaciones.
Por supuesto, apostar por moda de calidad, resistente tras bastantes usos, reduce la compra compulsiva de prendas. Acciones como reparar y reciclar serán indispensables en cargos que requieren de una inversión intensiva en imagen. Y conocer cuáles son las prendas más favorecedoras supone comprar de forma inteligente, optimizando tiempo y presupuestos, y apostando por la creación de un armario con criterio.
Los directivos deben ser los primeros en valorar este tipo de comportamientos y adaptarlos a su día a día como parte de su labor de liderazgo, apostando por la calidad versus cantidad en el diseño de su imagen ejecutiva.
Para ello, PersonalitIA ayuda a mandos medios y directivos en el diseño de esta estrategia, partiendo del conocimiento de los rasgos físicos, el estilo personal y adaptando ambos conceptos a los códigos de vestimenta y el rol dentro de la compañía.