Borgen es un magnífico ejemplo reciente sobre cómo se construye la presencia ejecutiva de un alto cargo, basándonos en el diseño de su imagen, comportamiento, habilidades de comunicación y presencia digital. A través de las dos protagonistas, vemos cuáles son los retos de liderazgo, tanto en el mundo político como corporativo.
Borgen es una serie danesa sobre política, creada por Adam Price, que puede verse actualmente en Netflix. Y es un gran ejemplo, no solo de estrategia y poder, sino también del ABCD de presencia ejecutiva. Todo sea dicho desde el principio, sentimos el spoiler si alguien aún no ha empezado a verla o no ha terminado sus tres temporadas.
1 Appearance (lo que en castellano, sería apariencia física o imagen)
En la serie hay dos protagonistas en un continuo juego de espejos: Birgitte Nyborg, y su carrera política, y Katrine Fønsmark, y su carrera periodística. La trayectoria de ambas mujeres se va entrelazando y su vestuario evoluciona según el papel que desempeñan en cada momento.
En la primera temporada, tanto Birgitte como Katrine trabajan para ascender en sus carreras y esto permite ver cómo se construye progresivamente su estilo personal. Pasan de una imagen muy impersonal a un estilo más pulido, con prendas y diseños más sofisticados y colores sólidos. En este momento, Birgitte ya es Primera Ministra de Dinamarca y Katrine una de las periodistas políticas más influyentes del país.
Esta evolución estética tiene un primer punto de inflexión cuando Birgitte dimite de su cargo para convocar nuevas elecciones, no sale elegida, y crea su propio partido al margen de los moderados. Katrine, por su parte, es despedida y pasa de ser redactora a spin doctor de Birgitte. Es el comienzo de la segunda temporada y ambas mujeres visten un estilo más desenfadado, creativo y juvenil: jeans, colores vivos, flequillos y coletas.
El segundo punto de inflexión sucede cuando el nuevo partido de Birgitte es decisivo para la formación de Gobierno y ésta vuelve a primera línea, esta vez como Ministra de Asuntos Exteriores. Por su parte Birgitte es la nueva jefa de informativos de TV1, donde había trabajado anteriormente como redactora. Es el comienzo de la tercera temporada y ambas hacen uso del power dressing para crear una imagen más autoritaria. Birgitte viste siempre de negro, con trajes masculinos de patrones rectos. Katrine apuesta por los tonos neutros en trajes de blazer y pantalón.
En las tres temporadas, el vestuario de ambas mujeres comunica, tiene un papel fundamental en la construcción de su imagen ejecutiva.
2. Behaviour (comportamiento o etiqueta)
El protocolo es muy importante durante las tres temporadas de la serie. Reuniones oficiales y extraoficiales, recepciones, contactos con otras potencias extranjeras, etc. hay todo un lenguaje que rige las normas de este tipo de contactos.
La tercera temporada, basada en un conflicto petrolífero en Groenlandia, es una gran muestra de cómo es necesario escuchar, entender y respetar la cultura de otros países y regiones para llegar a acuerdos en el ámbito político.
Pero, si el caso de Birgitte está más enfocado a la esfera pública, Katrine muestra el funcionamiento del mundo corporativo. Se pone a prueba continuamente su liderazgo ante presiones internas y externas, contratiempos y la dificultad de gestionar equipos diversos.
2. Communication (comunicación)
Aun siendo una serie política, el papel del spin doctor es fundamental en Borgen. La comunicación se materializa en los discursos públicos, en las declaraciones a los medios, las filtraciones interesadas pero también en la comunicación no verbal, en la gestual.
El reto de los asesores de comunicación está en cómo trasladar los mensajes de forma efectiva a los distintos públicos, persuadirlos aunque en muchas ocasiones se utilice la mentira. Los medios de comunicación hacen de contrapoder pero encuentran sus propias puertas giratorias en el ámbito político.
También, resulta muy curioso ver como el papel del spin doctor pasa de Kasper en la primera temporada a la propia Katrine en la segunda, con un estilo de comunicar muy diferente entre ambos. Y cómo esta figura desaparece en la tercera parte, siendo uno de los principales problemas a los que se enfrenta la nueva Ministra de Exteriores Birgitte.
4. Digital Presence (presencia digital)
La serie Borgen nació en 2010 y la última temporada data de 2023, es decir, si en las dos primeras temporadas, la presencia de Internet era prácticamente testimonial, en esta tercera temporada, las redes sociales son el principal medio de comunicación, un cambio de paradigma que hace aún más complicada la gestión de la imagen de ambas mujeres.
En esta última temporada vemos con Birgitte se ve obligada a construir su presencia digital para generar confianza y simpatía ante los votantes, su propio partido y su propio equipo (la rivalidad con la Primera Ministra por la estrategia usada en Instagram es muy destacable).
Pero además, tanto Birgitte como Katrine ven como la viralidad de los contenidos subidos a redes sociales socavan su credibilidad ante la imposibilidad de controlar el mensaje como se podía hacer hace apenas unos años.
También resulta curioso ver cómo estos mismos medios tradicionales se suben al carro de la «política espectáculo» para no perder influencia, sacrificando en muchas ocasiones la rigurosidad que debe regir su comportamiento para contrarrestar el poder político.
En definitiva, Borgen es una serie que merece la pena ver, disfrutar y analizar por sus múltiples detalles, su fidelidad a la política actual y el empleo que hace de los pilares de la presencia ejecutiva para construir personajes fuertes en un mundo regido por el poder y la ambición.